Familiares de la odontologa asesinada piden justicia

07.07.2010 16:50

Hoy la joven odontóloga Keily Carbono cumpliría 25 años de vida, y su familia, luego de visitarla en el cementerio, decidió reunirse con los medios de comunicación para, entre tantas cosas, hacer un llamado de alerta a fin de que “el poder económico de José Miguel Coletta no se imponga sobre la justicia”.

Develaron detalles sobre la relación que keily mantuvo durante ocho meses con Coletta como para que no quede duda sobre la integridad moral de la joven fallecida y las intenciones que el empresario decía tener sobre ese romance.

Alfonso Carbono e Inirida Sierra de Carbono, padre y madre de la víctima, así como sus cuatro hijos: Paola, Alexandra, Margaret y Marcos Carbono; se reunieron en su residencia de la urbanización Cumbres de Maracaibo mostrando un dolor que parecía estar intacto desde el mismo día del deceso.

Aclararon que Keily era una muchacha ejemplar, respetable, emprendedora, optimista, alegre, nacida en el seno de una familia donde siempre ha prevalecido el amor y los valores. “Ella se sacrificó duro para sacar sus dos carreras de odontóloga y abogado. Hizo dos diplomados y estudiaba en el Cevaz”, dijeron sus deudos mostrando además un sentimiento de pesar y orgullo.

Coletta le juró a la madre de Keily traerle la cabeza de los asesinos: minutos después del crimen

 

Afirmaron que Coletta visitaba como su novio a Keily en su casa. “La relación era seria. Siempre se mostró preocupado por todo. Ya formaba parte de la familia, hasta parrilla hacía en la casa”.

Se  mostraba con intenciones de casarse con Keily. Su estado civil era conocido pero aseguraba no convivir con su esposa y que en estos días estaría finalmente separado. Paola Carbono explicó que en una conversación que José Miguel sostuvo con su hermana  Alexandra,  le comentó que dentro de poco le iba a pedir a su madre que le ayudara a preparar el matrimonió con su nueva pareja.

La familia Carbono aseveró que la pareja se conoció en un concesionario de la empresa General Motor donde ella trabajaba. Coletta la conoció allí pues fue su empresa la encargada de construir el local. Fue amor a primera vista y a través de los empleados consiguió su teléfono hasta que logró seducirla. Días después, a comienzos de agosto de 2009, se inició la relación sentimental.

Desde entonces todo marchó bien. Hacían vida pública y él hasta la ayudaba en el consultorio donde ella trabajaba; ubicado en el edificio Las Carolinas de la avenida Santa Rita. En algún momento parecía que Coletta quería controlar todo el entorno de Keily, comentó Paola. A la pregunta sobre si la pareja llegó a mantener fuerte discusiones, una de sus hermanas, a quien la odontóloga le confiaba secretos, manifestó que sólo discutieron una vez por teléfono.

El comportamiento del empresario fue resumido como normal. Hasta pocas horas después del asesinato de la profesional creyeron en él.La familia de Keily reveló que en el estacionamiento de la clínica donde fue llevada, luego que el par de sicarios motorizados le dispararan seis veces, José Miguel Coletta daba muestra de indignación y le decía a viva voz a la madre de la abaleada, “Muñi (Inirida de Carbono), eso no se va a quedar así”. Luego en el interior del centro asistencial golpeó una pared agarró a la madre de la fallecida y le dijo “les voy a traer la cabeza de los asesinos”.

En menos de 24 horas familiares de la odontóloga asesinada habría descubierto al verdadero José Miguel Coleta.  Funcionarios del CICPC lo detuvieron en la propia sede del CICPC a donde lo llevaron para entrevistarlo. Coletta confesó su delito y delató a los sicarios. Con su ayuda detuvieron a uno de estos cuando fue a retirar el resto de los 50 mil bolívares que les prometió el empresario para liquidar a su novia.  Los investigadores aseguraron que el autor intelectual reveló que había ordenado la muerte de Keily porque amenazó con contarle a su esposa sobre la relación amorosa.

“Por amor a Dios, pido justicia. Al presidente Chávez, a sus ministros, a todo el que pueda colaborar. Ayúdenos, no tenemos fortuna pero si una gran familia”, suplicó llorando Inirida Sierra.

Coletta le juró a la madre de Keily traerle la cabeza de los asesinos: minutos después del crimen

Reiteró que Keily era el alma de la casa. Estaba pendiente de todo, hasta de la comida. La sufrida madre le solicitó a la prensa no descuidar el caso. Mostraron confianza en el trabajo que efectuó el CICPC pese a no tener información del estado en que se encuentra el caso. Aún no han decidió nombrar un abogado acusador.

Nuevamente estallando en llanto la madre de la víctima reiteró el llamado al presidente Chávez. “Señor presidente, como madre le imploro que caiga todo el peso de la ley sobre los responsables y que la justicia sea implacable”.

Fabiola González / NAD