Posible venganza en el asesinato en Mara

14.06.2010 16:39

 

El cuerpo del joven de 15 años, asesinado en el Municipio Mara la noche  de ayer, quedo tendido entre la mezcla de lodo con sangre, luego de que un grupo de hombres armados, decidieran incendiar su rancho, no basto con eso, cuando el muchacho salió le propinaron 15 disparos en su cuerpo.

Jhon Domínguez, estudiante de bachillerato, descansaba en el rancho donde vivía con su hermano mayor, quien en ese momento no se encontraba en el rancho porque estaba en un culto de una iglesia evangélica, Jhon prefirió quedarse a descansar porque acababa de llegar de Paraguaipoa, donde trabajaba desde hace un mes cuidando unos chivos.

Los vecinos del sector contaron que habían visto a una camioneta y unos autos que llegaron al sitio, se bajaron varios hombres rociaron la casa con gasolina mientras el joven aún estaba adentro, y sin compasión alguna procedieron a incendiarla.
Domínguez al verse envuelto en llamas, salió corriendo de la humilde vivienda tratando de salvar su vida, pero una vez afuera, quedó expuesto para que los hombres cometieran su asesinato. Justo antes de asesinarlo, cuentan los vecinos que escucharon como uno de los hombres le gritó “¡Mataste a mi padre, ahora te voy a matar a ti!”, luego sólo se oyó una larga ráfaga de disparos.

Cuando Benito Domínguez de 28 años, hermano mayor llegó a la casa envuelta en llamas, desesperadamente corrió gritando el nombre de su hermanito, esperando una respuesta que nunca llegó. Tal era la angustia de Benito, que pasó justo al lado del cuerpo de Jhon y no lo vio en primer momento.

Benito corrió hasta la casa de un vecino para ver si Jhon estaba allí, pero al devolverse hasta la casa en llamas, pudo ver su cuerpo inerte tirado a unos metros de la puerta, portando sólo un pantalón.

Nadie se explica a qué se debió el asesinato, pues Jhon Domínguez se dedicaba a vender comida para animales frente a la iglesia a la que asiste gran parte de su familia, pero hace un mes, una señora le ofreció el trabajo de pastoreado en Paraguaipoa, por el que le pagaría más de lo que él ganaba en ese momento como vendedor y el adolescente aceptó.

Hasta el momento el delito tiene desconcertados a los investigadores, pues no hallan evidencias suficientes para vincular este caso con alguna venganza, por lo que se presume que pudo haber sido una confusión, por la oscuridad de la noche.

 Fabiola González